Cerámicas de uso doméstico

La documentación del siglo XVI revela una abundante presencia de cerámica en los mercados aragoneses, prueba evidente de un uso doméstico generalizado.

La vajilla decorada sobre cubierta estannífera fue tan de uso como el resto de las especialidades cerámicas (tinajería, cantarería y ollería). 

Entre la vajilla doméstica sobresalió, por su cuantía, la producción de vasijas de mesa y, dentro de ésta, la de platos y escudillas, empleados para el servicio de alimentos. No solamente en las casas particulares, sino también en hospitales, conventos y cofradías. Fue imprescindible para la cocina, servicio de mesa y preparación de la comida.

La cerámica estuvo presente en las casas de muchas maneras, además del uso de vajilla doméstica, algunas piezas cerámicas tenían un uso de escritorio.  Se elaboraban tinteros y escribanías que eran compradas por notarios y escribientes. 

Otras piezas que fueron imprescindibles en la mesa fueron las jarras, las aceiteras y saleros, los cantarillos o aguamaniles de mesa con varios vertedores de engaño, las orzas que fueron vasijas de variada funcionalidad, los morteros con solero macizo, las cucharas y coberteras y otra tipología multifuncional fue la del lebrillo o terrizo, que su uso se destinó al lavado de manos o de alimentos, servicio de viandas en la mesa o matacía. 

También se realizaron piezas de uso higiénico como eran los bacines. La documentación los designa como servidores y servidorcillos de cama que, hacían alusión al orinal alto por un lado, y por otro, al bajo y más pequeño pensado para ser colocado debajo de la cama.

Bandeja Redonda con orejas de 15cm

Bandeja Redonda con orejas de 15cm

Bandeja Redonda con orejas de 18cm

Bandeja Redonda con orejas de 18cm

Jarrón con asas rizadas pequeño

Jarrón con asas rizadas pequeño

Juego de jarra de boca cortada + palangana

Juego de jarra de boca cortada + palangana

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